Detrás de todo gran rey hay una reina rodando los ojos
- Alessia Masciocchi
- 7 jul 2024
- 6 Min. de lectura
¡Feliz 13 de junio, bellezas!
¿Qué es el 13 del mes si no un personaje malvado de la historia?
Y aquí estamos para descubrir algo sobre una mujer que con su propia influencia destruyó su propio país. No era un Jefe de Estado, sin embargo (aquí el "pero con cojones" reina supremo) dice el dicho: "Detrás de un hombre poderoso hay una mujer aún más poderosa".
Elena Ceaușescu
"Dreptatea e cum fac domnii" transcrito en IPA /ˈdɾeptate̯a e kum fak ˈdomnij/
"La justicia es lo que los gobernantes deciden", reza un proverbio rumano.
Esta frase parece reflejar perfectamente la vida de Elena Ceaușescu, un personaje que ejerció una enorme influencia en Rumanía, hasta su dramático final el día de Navidad de 1989. Elena y su marido Nicolae Ceaușescu fueron fusilados en Târgoviște* o Tîrgoviște* [tɨrˈɡoviʃte] * después de un juicio militar sumario, marcando el fin de una de las dictaduras más opresivas de la historia moderna.
Mujer de orígenes humildes
Elena Ceaușescu nació como Lenuta Petrescu (/leˈnuta peˈtresku/) el 7 de enero de 1916, hija de campesinos en la región rumana de Muntenia, en el pueblo de Petreşti, Dâmboviţa.

Nunca completó la escuela primaria y se trasladó a Bucarest
(/buˈkarest/), donde se mantuvo con trabajos humildes. A pesar de sus humildes orígenes, desarrolló un interés precoz por la política, uniéndose a la "Liga de Jóvenes Comunistas" (Liga Tineretului Comunist /ˈliɡa tineretuˈlui koˈmunist/) y en 1939 conoció a
Nicolae Ceaușescu, con quien se casaría en 1946.
Falsificadora de educación

A pesar de no haber completado nunca la primaria, Elena quería aparecer como una mujer fuerte e inteligente. Con varios subterfugios, logró obtener una licenciatura en química y un doctorado, aun sabiendo que eran falsos. Nadie se atrevía a cuestionar la autenticidad de sus títulos, y recibió doctorados honoris causa en varios países que visitaba. Además, los investigadores rumanos fueron obligados a ceder los resultados de sus investigaciones a su nombre.
Sed de poder
Tras la muerte de Gheorghe Gheorghiu-Dej (/ˈɡe̯orɡe ɡe̯orˈɡeju ˈdeʒ/) en 1965, Nicolae se convirtió primero en el jefe del Partido Comunista Rumano (Partidul Comunist Român
/parˈtidul koˈmunist roˈmɨn/) y luego en secretario general. Elena, mientras tanto, escalaba en las jerarquías del partido: miembro del comité municipal de Bucarest en 1968, del comité central en 1972, y del comité ejecutivo en 1973.
El Régimen
Durante los años 60, la Rumanía bajo los Ceaușescu se distanció del Pacto de Varsovia, manteniendo una política exterior independiente y condenando la invasión de Checoslovaquia en 1968. Sin embargo, en el interior, el país estaba gobernado con mano de hierro. La policía secreta, la Securitate (/sekuˈɾitate/), reprimía cualquier disidencia.
Aunque la constitución garantizaba la libertad de expresión, el artículo 28 especificaba: "La libertad de palabra, de prensa, de reunión y de manifestación está garantizada a los ciudadanos de la RSR" (República Socialista de Rumanía - Republica Socialistă România /reˈpublika soʃiˈliste roˈmɨni.a/). Sin embargo, el artículo 29 aclaraba que "La libertad de palabra, de prensa, de reunión y de manifestación no debe ser empleada para fines contrarios al sistema socialista y a los intereses de los trabajadores".
Detrás de Nicolae, Elena emergía como una figura aún más poderosa. Se promovieron leyes que prohibían el aborto y los anticonceptivos, dificultaban el divorcio y aumentaban los impuestos para las parejas sin hijos o con menos de tres. Se exportaban los productos agrícolas e industriales del país, dejando a la población en una condición de extrema pobreza.
Quien muy alto sube, tarde o temprano baja: precipitadísimamente
En los años 70, Rumanía contrajo enormes deudas con instituciones de crédito occidentales, tratando de transformarse de estado agrario a sociedad urbana. Esta transformación llevó a la destrucción de los pueblos rurales y a la creación de nuevos asentamientos urbanos. Entre los años 70 y 80, el país se encontró en una situación de hambruna, con falta de bienes de primera necesidad.
Una anécdota que circulaba en ese período reflejaba bien la situación:

"Un funcionario rumano muere y va al infierno. Entrando en el palacio de Satanás, ve dos grandes salas idénticas, denominadas Este y Oeste. Aterrorizado, el hombre pregunta al diablo que lo acompaña: "¿Cuál es la diferencia entre las dos? ¿Cuál debería elegir?" "Ah, nosotros ofrecemos los mismos servicios en ambas. El lunes os hervimos en aceite, el martes os asamos en el espetón, el miércoles os tratamos con fuego y azufre, el jueves os cocemos en el horno, el viernes os freímos en la sartén." "Pero ¿por qué el este está tan abarrotado y el oeste está vacío?" "Pues, en el infierno del este siempre falta el aceite, los espetones no giran y se está continuamente escasos de azufre."
La crisis alcanzó su punto culminante con la apertura de numerosos orfanatos, donde la falta de comida y las condiciones inadecuadas llevaban a enfermedades como el SIDA, difundido a través de transfusiones de sangre infectada. La enfermedad era considerada una "enfermedad de los decadentes occidentales" y no como consecuencia de las transfusiones, e incluso los análisis de sangre fueron prohibidos.
Una verdadera "Primera dama"
Mientras el pueblo sufría, los Ceaușescu vivían en el lujo. Elena era promovida como la "primera mujer del país" y su nombre debía aparecer junto al de Nicolae en cada publicación oficial. En 1989, 28 parientes cercanos de los Ceaușescu ocupaban altos cargos en el PCR y en el ejército.
¡Por fin algunas protestas!
Las primeras protestas estallaron en Timișoara (/timiˈʃo̯ara/) el 16 de diciembre de 1989, en defensa de un sacerdote húngaro disidente. La protesta fue reprimida con fuerza, pero el descontento continuó creciendo.
El 20 de diciembre, 50.000 personas salieron a la calle en Timișoara. En respuesta, Elena ordenó una concentración masiva en la Plaza de la República (Piața Republicii /ˈpjat͡sa reˈpubliki/), ahora Plaza de la Revolución (Piața Revoluției /ˈpjat͡sa revoˈlut͡sjei/), en Bucarest el 21 de diciembre.
El 21 de diciembre de 1989, 80.000 personas se reunieron para escuchar a Nicolae Ceaușescu. ¡La multitud comenzó a gritar „Jos dictatorii!" (/ʒos diktaˈtorij/ - "¡Abajo los dictadores!") y "Timișoara, Timișoara". La humillación de los jefes de estado fue transmitida en directo por televisión, y el ejército se puso del lado del pueblo.
El final
El 22 de diciembre, los Ceaușescu intentaron huir en helicóptero, pero fueron capturados a 40 km al norte de Bucarest. Fueron juzgados por un tribunal militar compuesto por tres civiles, cinco jueces, dos fiscales, dos abogados defensores y un operador de televisión. Acusados de genocidio (60.000 personas), ataque armado contra la población y el poder del estado, destrucción de edificios e instituciones estatales, fueron condenados a muerte.
El fiscal, Dan Voinea (/dan voˈine̯a/), declaró: "Estoy en contra de la pena de muerte, porque la considero inhumana. Pero estas no son personas normales (...) los rumanos no podrían entender por qué los dos Ceaușescu no son ejecutados después de toda la miseria(...)"
Después del juicio, los cónyuges fueron llevados a un patio pasando por un largo pasillo. Inmovilizados a la vista de los soldados, se dieron cuenta de su destino solo entonces. Fueron fusilados primero Nicolae y luego Elena. Era el 25 de diciembre de 1989.
El vídeo no corresponde a la ejecución real, sino que es una representación verosímil.
Sepultura
Elena y Nicolae Ceaușescu fueron enterrados en el cementerio Ghencea (/ˈɡeŋt͡ʃe̯a/) en Bucarest, en dos parcelas separadas, en una zona prohibida a los visitantes.
Honores y sufrimiento del pueblo
Elena Ceaușescu recibió varios honores durante su vida, incluyendo el título de Héroe de Rumanía en 1981, y numerosos reconocimientos internacionales. Sin embargo, el recuerdo de su vida está indisolublemente ligado al sufrimiento y la miseria infligidos al pueblo rumano.
En conclusión, Elena Ceaușescu sigue siendo una figura emblemática del poder absoluto y sus terribles consecuencias. Su historia es una advertencia sobre cómo la ambición desenfrenada y la falta de escrúpulos pueden llevar a la ruina de una nación entera.
*
Antes de una reforma ortográfica de 1904, la vocal alta central /ɨ/ (https://www.ipachart.com/#:~:text=y,%C9%A8) era representada por 5 letras todas con el acento circunflejo: â, ê, î, ô (rara), û.
Durante el gobierno comunista, de 1953 a 1993, se impuso en ortografía solo la î. Se estableció posteriormente que la â permanecería solo en el nombre "România".
Esta reforma ha sido abolida y desde 1993 quedan solo -â-, î.
Spero¡Espero que este artículo os haya gustado! Os pido que dejéis un corazoncito y compartáis. Si queréis proponer un personaje, then, be my guest!
Fonti:
Una ex colega mía del primer año de la primera universidad, que se ha dejado el culo en los archivos nacionales (¡muchas gracias, guapa!)
“I personaggi più malvagi della storia” – S. Klein, M. Twiss
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Wikipedia
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